
Preferible callarme, hacer de cuenta que estoy bien; que no pasa nada. Mejor pretender estar feliz, como si todo siguiera igual de bien.
No pasa “nada”, pero a la vez pasan tantas cosas… Son las cosas que te guardas dentro y nunca decís, que te dejan un vacío en el pecho y un nudo en la garganta interminable. Así es, prefiero guardarme el dolor para mí. Prefiero que la gente crea lo que ve y no lo que realmente es; como siempre, total, al fin y al cabo, nadie te entiende al cien por ciento...
A veces me pregunto porqué las mismas cosas que me trasmiten ilusiones son las mismas que logran desilusionarme al cabo de un tiempo. Porqué siempre lo mismo que me hacia vivir en momentos puede llegar a matarme, a hacerme tanto daño. Soy extremista. O estoy muy bien o estoy muy mal. Nunca en el intermedio de ambos. O soy muy pesimista o soy muy optimista. Funciona así. No es cuestión de entenderme, simplemente de encontrar el equilibrio en mí. Porque puede haber días que soy feliz, pero las noches las paso llorando. Puedo reír a carcajadas pero estar muriéndome por dentro.. Porque justamente ESE es el dolor invisible, el del alma. El que nadie ve, pero aún así EXISTE.
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